Historias
Bolivia. Primera parte
Entramos a Bolivia por Villazón. En la frontera, el trámite fue bastante rápido. Poca gente y funcionarios eficientes. Mi única preocupación eran los bidones de combustible. Según había estado investigando, en Bolivia hay problemas de distinta índole con este tema. Para empezar, los bolivianos tienen la nafta y el gasoil subsidiados por el gobierno. Esto quiere decir que hay precios diferenciados para nacionales y extranjeros. Cuando digo extranjeros, me refiero a vehículos con matricula no boliviana. El precio llega a ser hasta 3 veces mas caro.
Hay muchos que compran motos chinas muy baratas para recorrer la zona y luego las venden. Ellos pagan el precio oficial.
Claro que siempre está la posibilidad de negociar, sin factura, un número inferior.
El segundo problema es la calidad. El octanaje es muy bajo, y la KTM necesita desconectar un switch para poder consumir este tipo de nafta. Núnca había tenido necesidad de hacer esto, y para ser sincero, me preocupaba bastante. Por eso los bidones extra.
Pasamos migraciones, pasamos aduana, y nadie controló nada. Ya estábamos en Bolivia casi sin darnos cuenta.
Tanto La Quiaca como Villazón son dos poblaciones pequeñas. En menos de 5 minutos estábamos en ruta con destino a Potosí. Y en 15, encontramos el primer peaje. 5 bolivianos al peaje oficial, y 10 al policía por no sé qué. Por suerte, fue la única vez que pagamos peaje. En el resto de las rutas, nos hacían pasar. Intuyo que las motos, como en Argentinas (fuera de Buenos Aires) están exentas.
El camino a Potosí es entretenido. Está todo asfaltado y, en general, en buen estado. Se ven muchas obras de reparación y algunas mal señalizadas. Tampoco hay alambrados a los costados de la ruta y los animales sueltos abundan. Recomendación, no viajar de noche.
Potosí está a casi 4000 msnm. Depende por completo de la minería. Supo tener su época de apogeo hace varios siglos, y ahora las cooperativas mineras están pasando un mal momento. Las cosas ya no son lo que eran y se preparaban protestas en todo el país. Ya instalado en el hostel (los cordobeses en un hotel no muy lejos) reservo un lugar para el tour a la mina.
A las 8:30 nos pasan a buscar, nos disfrazan de mineros, con botas, casco y demás accesorios, y partimos. Costumbre del lugar, o tal vez de todas las minas, pasamos por un mercado donde los mineros cooperativistas compran los insumos para el trabajo. Desde bolsas de hojas de coca, hasta dinamita. La idea es, aparte de escuchar atentamente las indicaciones por parte del experimentado minero-guía, llevarle algún regalo a los mineros que veríamos trabajando.
Para nuestra sorpresa, no tanto del guía, llegamos a la mina y los mineros estaban todos afuera, de asamblea. Entramos como lo hacen todos, recorrimos casi 800 metros de túneles y no vimos a nadie trabajando. Igual, la idea de estar allí adentro, con explosivos y cargando la tonelada de material que sacan a tracción humana (si, empujando el carro), fue suficiente para entender las condiciones de trabajo.
Según nos explicaban, el gobierno quiere intervenir en los convenios entre las cooperativas y las empresas privadas, aparte de aumentar un poco más los impuestos. El malestar general se hacía sentir, y la manera de protesta sería mediante cortes de ruta en todo el país. Lindo momento elegimos para recorrer Bolivia.
Con un poco de fé y la mejor buena onda, partimos al día siguiente para Uyuni. Tal vez, el hecho de ir en moto, charlar con los mineros y nunca mostrarnos molestos, sirvió para poder atravesar los 4 bloqueos que encontramos. Para hacer 200 km tardamos un poco más de 8 horas, pero logramos el objetivo. Solo nos demoraban un tiempo y luego nos permitían pasar. Los paisajes y el estado de las rutas, inmejorables. Bolivia no dejaba de sorprenderme. Dos días fueron suficientes para convencerme de la buena elección de ruta.

Entrada de la mina. Cerro Rico. Potosí
Uyuni tiene las salinas. No sé que más necesita para hacerse famoso. El pueblo no tiene demasiado para recorrer o conocer. Nuevamente instalado en el hostel, esta vez todos juntos en el mismo, planificamos como seguiría el recorrido. Mis nuevos amigos seguirían por una ruta bastante complicada que los llevaría a Chile. Yo, en cambio, seguiría al norte, vía Challapata a Oruro y La Paz.
Varios turistas varados hacía un par de días esperaban impacientes. Las noticias sobre algún tipo de arreglo entre el gobierno y los mineros no eran buenas. Muertes en protestas en La Paz y Potosí no permitían optimismo. Algunos optaban por modificar sus itinerarios y tomaban la opción vía aérea, y otros buscaban caminos alternativos alquilando autos en grupos.
Yo, un poco menos preocupado, averiguaba cuál era el mejor horario para visitar las salinas. Por suerte el dueño del hostal era un experimentado guía, y me sugirió, aparte de rutas alternativas para llegar a La Paz, que madrugue, y vaya muy temprano para ver el amanecer. Dejo todo listo y me voy a dormir. Con la suerte de que la lluvia de la noche anterior deja una delgada capa de agua sobre parte de la salina, el consejo del conocedor resulta perfecto. El detalle que me olvidé preguntar, es por dónde se entra a esa semejante inmensidad. Y bueno, voy y veo, pienso… qué tan difícil puede ser?
Desvíos y más desvíos, el GPS indicando la salina a mi izquierda y yo impaciente. Mala combinación. Decido seguir la primer huella y comienzo a enterrarme en el barro. Como puedo, salgo y sigo buscando otra huella. Éste tampoco parecía la mejor opción, pero cuál sinó? Qué mal me sentiría si amanecía y yo seguía buscando cómo entrar! Para todo esto, me había levantado a las 5 am.
Finalmente, no sé cómo, entro justo para sacar las fotos que buscaba. Valió la pena.

Amanecer en el Salar de Uyuni
Rodar en el salar, con una capa de unos pocos cm de agua, parecía surreal. Me daba la sensación de que en cualquier momento podría caer a un pozo. El reflejo en el agua no me dejaba ver el suelo y, en contra de mis instintos, seguía avanzando. Ejercicio mental complicado cuando estás en medio de la nada y completamente solo.
Un par de kilometros y se termina el agua. Ya era como en las fotos que había visto. La sensación seguía siendo un tanto extraña, pero sin los temores previos. Avanzo y avanzo y parezco estar en el mismo lugar. No hay puntos de referencia. Tomo conciencia del tamaño del lugar. Suficiente, doy la vuelta. Ya es mediodía y tengo hambre.
Por suerte, el GPS me marcó por dónde entré. Salir por el mismo lugar, de día, debería ser más sencillo. Cuando lo veo, pienso que no debería haber entrado en primer lugar. Menos mal que tenía la moto descargada, y que responde como debe.
Regreso directo a un lavadero. Es increíble como se pega la sal a la moto. Y es sabido lo corrosivo que puede resultar si no se quita de inmediato.
Camino al lavadero me encuentro con Luis, un alemán que, con una Honda de 125cc de matricula paraguaya, no se animaba a partir a Challapata solo. Son casi 200 km de ruta en mal estado. Le digo que a las 6 am me espere frente al reloj de la plaza principal, así lo acompañaba. Los bloqueos seguían, y yo confiaba en mi suerte. Con el amanecer partimos, Luis con su Honda, y yo cargado con combustible extra. La primera hora, sin superar los 40km/h. Veo que el día va a ser muy largo. Con el tiempo, va tomando confianza, y los 40 se hacen 50 y de a ratos 60. Tengo tiempo para parar y sacar todas las fotos que quiera. Le había prometido acompañarlo y no podía dejarlo atrás.
Un puente antes de llegar, y el primer bloqueo. Justo sobre un puente, no había camino alternativo. Nos acercamos despacio, apagamos las motos y charlamos unos minutos. En seguida nos dejaron continuar. El corte mas duro, nos dijeron, estaría en Oruro. Paso obligado para Luis, que se dirigía a Cochabamba, y para mi, que seguía a La Paz.
Como tantas otras veces, en la siguiente estación de servicio, nos encontramos otros viajeros argentinos. Esta vez, dos muchachos en auto y uno en moto, que venían en dirección opuesta. Nos indican por dónde evitar los siguientes cortes, y continuamos.
Repasando mentalmente las indicaciones, llegamos al lugar indicado. Más de 20 km, entre camiones y colectivos, parados sobre la ruta. Se levanta el corte, casi por milagro, cuando llegamos. Los mineros acordaron con el gobierno después de una semana, y ya no hay motivo de protesta.

Luis en su Honda 125cc
Nos adelantamos por la banquina, con cuidado de no pisar ni ser pisados, y casi una hora mas tarde, llegamos a la entrada de Oruro. Me despido de Luis, y acelero para llegar a La Paz antes del anochecer. A 100 km/h, me parece ir volando.
Miles de desvíos son producto de los arreglos en la ruta Oruro-La Paz. Están construyendo una autopista de dos carriles, y los 200 km se hacen mas largos de lo previsto. El paisaje se torna monótono y tengo ganas de llegar.
La entrada a El Alto, justo antes de La Paz, es caótica. No sé si por ser viernes, pero la combinación de una enorme cantidad de autos, camiones, camionetas de pasajeros, los arreglos en la ruta, una feria, y el poco respeto por las normas básicas de conducción, sumado al atardecer, me hacen estar mas tenso de lo que quisiera.
Sigo atentamente las indicaciones del GPS. Voy a un hostel recomendado por otros viajeros en moto. No llego, se hace de noche, y paro en el primero que encuentro. En otro episodio me explayaré un poco más sobre este tema. Ahora, prefiero olvidarme.

















































































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Gracias por apoyarme en mi viaje !

Martin, muy lindo relato y las fotos de primera , abrazo .
Hola Martin, me da mucha alegría saber que estas haciendo este viaje, estoy fascinado por las imágenes que vas subiendo soy un fanático de las dos cosas las motos o y la fotografía, te deseo lo mejor y seguí disfrutando estas cosas que te brinda la vida, abrazo grande.
Fantastico tu relato Martin, imaginariamente te estamos acompañando. Muchos cariños.
Hermosas las fotos y los comentarios, por momentos nos haces sentir estar viajando a la par! Buen viaje y cuidate mucho! Beso grande Monica y Osvaldo.
MARTIN,TE FELICITO POR EL VIAJE QUE EMPRENDISTE,DIIFRUTALO Y GRACIAS POR LOS COMENTARIO Y LAS HERMOSAS FOTOS QUE COMPARTIS,,,,MUCHA SUERTE
Buenisimoa tu narracion por esos lugares. dale martin mucha suerte un abrazo. Roque.
Hermanito querido, no nos podes dejar con el relato a medias. Que paso buscando el Hostel???!!!
Se te extraña pero estamos haciendo el viaje con vos!
Pd. No comas carne jueves y viernes santo! Y guardamos huevo de Pascua xa comer con vos cdo vuelvas 🙂 jiji
Gracias Martín ,por «llevarnos»-de algún modo-contigo,en este sueño.Es atrapante el relato y creo que lo que me pasa a mi,les debe pasar a todos los que te acompañamos.Felices Pascuas!
I`m glad to see you do not travel alone all the time. You`ve some motofellows gathering som times. Happy Easter!
Kjell
Hola Martín. Fascinante tu relato y las fotos de las salinas increíbles. ¡Adelante y suerte!! Cuidate mucho! Besos. Liliana. No sé si tengo forma de saber si estos comentarios que te hago te llegan. Espero que sí
Hola Martín. Feliz de poder saber sobre vos y tu viaje. Metele para adelante y registrá-disfrutá del mismo. Fue un placer haberte conocido y compartido momentos con vos en ocasión de encontrarnos en la s rutas. Conocimos de tus viajes y supimos de tu calidad de persona. Estoy muy orgulloso de contarte entre mis conocidos y pensarte amigo. Un abrazo fuertísimo yte deseo lo mejor. Fuerza amigo motero. Daniel.
muy buenas las fotos Martin ,por ahi salimos nosotros ,fue muy bueno aber sido una partesita de tu viaje soñado .