Historias
EE.UU. Florida
Partí del hostel en Bogotá a primera hora. Quería estar en el aeropuerto con el tiempo que piden las aerolíneas. La ansiedad me ayudó a despertarme.
Extrañaba un poco ese ambiente. Pasajeros perdidos, tripulantes perdidos, cafés caros y… internet gratis! Bien por El Dorado!
Tal vez no debería estar tomándome un vuelo, sin saber que la moto fue cargada en el avión. Lo más prudente sería esperar en la ciudad la confirmación del agente. Lo más prudente hubiese sido no pedir licencia, no recorrer la ruta del oro, no dejar lo seguro…
Las ganas de ir a Miami me ganaron. Me dejé vencer por mi natural ansia, y ya estaba en EEUU. En la puerta del aeropuerto, esperando a Mauricio para que me lleve a lo que sería mi casa por las próximas dos semanas.
Tuve la suerte de ir muchas veces a la Florida. Conozco bastante. Pero nunca antes la había visto con estos ojos. Seguramente por mi estado de relajo total, todo me parecía más lindo que de costumbre. Sin nada que hacer, y con un amigo con tiempo para poder disfrutar, no podía pedir más. En realidad si, un juego de cubiertas nuevas que llegarían en unos días. Y estaría listo para seguir.
Infinitas gracias a Astrid y Mauricio por haberme hecho sentir mejor que en casa. Comí asados como no como en Argentina, y disfruté de la playa como nunca antes. Lo único complicado, fue la partida.

Con Astrid y Mauricio
Aproveché para visitar a Ignacio y la flia. que se mudaron a estos lares hace poco mas de un año. Justo llegó Martín, mi compañero motero. No parece difícil convencerlo de que se una a la última etapa del viaje. Cuando sea que ello suceda.

Con Nito y Martin
También por la zona estaba Vicente. El gordo tenía unos días libres y aprovechamos para viajar un poco juntos.
Una cosa lleva a la otra, y me terminé quedando diez días mas de lo previsto. Pero que bien la pasé!
Desde Palm Beach, por la ruta 41, bordeando los Everglades, hasta Naples. En una la pizzería, no dejan de notar la moto y todos los bártulos que voy cargando. Nos ponemos a charlar y Eddie me cuenta que quiere hacer la Ruta 66 en un par de semanas. Muchas palabras de aliento, una invitación de la casa, y partimos a Port Charlotte.

Cosmos Pizzeria
El calor se siente. Mucho. Pasear por estos lugares y ver el mar, te tientan de una manera tal, que no te importa cambiarte en un estacionamiento para darte un chapuzón. El agua del golfo es más cálida que la del otro lado de la península. El disfrute no dura mucho. Se acerca una tormenta y en diez minutos, se van el sol y la calma.
En principio, siempre prefiero andar con la ropa apropiada, sin importar el calor y la humedad. Toda regla tiene excepciones, y ésta, se llama Florida. 35 grados a la sombra. Durante las horas del mediodía, no disfruto de la moto. Ni del sol, ni de la playa. Demasiado para un patagonico. Salimos con las motos, en pantalón corto y remera.
Llegamos a Port Charlotte, a poco más de una hora de viaje. Nos esperan Mari y Juan, con las habitaciones de huéspedes listas. Juan me cuenta que sigue mis crónicas, y se me pinta una sonrisa. Hace más de 20 años que viven allí, pero se sigue tomando mate a la mañana. Las cosas importantes, no cambian.

Con Juan y Mari
Vicente me acompaña hasta mi próximo destino y regresa a Miami. Tiene que tomar el vuelo al día siguiente para Buenos Aires.
Mi primer día de camping. Desde que comenzó este viaje, voy cargando todos los elementos necesarios para pasar la noche, en caso de ser necesario, en cualquier lugar. Por suerte no tuve que utilizarlos. En todo Sudamérica conseguí dormir en una cama por muy poco dinero, y no justificaba el trabajo extra de armar la carpa.
Ahora la cosa es diferente. Ya no hay hospedajes baratos, y los lugares para acampar son muy buenos. Por otro lado, disfruto de todo el proceso de llegar, elegir un lugar, armar todo y hasta hacerme de comer con la cocina portátil. Los parques estatales y nacionales están preparados, en su mayoría, para recibir mucha gente. Tanta, que los fines de semana es necesario reservar, porque de lo contrario es casi imposible conseguir lugar. Cada sitio para carpa tiene agua potable y electricidad. Eso, sumado a una ducha, y tengo todo lo necesario para mi temporada en Norteamérica. Muchos viajan con sus RV. Enormes casillas rodantes, con todo el confort que se pueda imaginar. Por lo general son parejas mayores, jubilados, que salen a recorrer el país.

Camping junto a la playa
Tres noches seguidas de carpa, y estoy listo para otra cama. Llego a Destin, al norte del Golfo de Mejico. Playas de arena blanca y agua cálida. Me están esperando Chuck y su esposa, Angela. La última vez que lo ví fue hace 12 años. Un fanático de los aviones. Tiene varios, incluyendo un experimental acrobático. El mal tiempo me deja sin salir a probarlo, pero estoy seguro que no faltará oportunidad. Dos días de charlas aeronáuticas y continúo.

Chuck y Angela
Así me recibió EEUU. De la mejor manera. Ahora, a seguir en busca de las montañas…
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Gracias por apoyarme en mi viaje !

Me encantan tus comentarios. Refresque mi memoria. Miami, Naples, etc. Estuve una vez en pleno verano. Es insoportable. Calor y humedad. Un abrazo.
Todo muy lindo, comer mejor que en tu casa, jajaja… no me asusta, ahora, alabar los asados en EEUU es tirarle la pelota al tío Enrique y a Tino….,ya podes ir preparanado «tu chamullo».QUE SIGA EL VIAJE TAN EXPECTACULAR COMO HASTA AHORA. Un cariño grande.
Está parte de la Florida la hice, pero en auto Martin. Hermoso!
I remember Everglades and croqs too, and Naples and Fort Myers! And Marco Island! We were there around 1991 i think.
Our first trip to the US!
Tomorrow afternoon Martin you have to take a break, a big beer and steak . Congratulations!